miércoles, 18 de junio de 2008

La Noche del Corazón Gris

¡Hola! Hoy dejo un cuento de hace dos años creo, espero les guste... y recibo interpretaciones jaja, no vale que uno diga lo que quiere decir, ¿no?

Mientras me reclinaba hacia atrás en la butaca de clase económica del vuelo que, después de un año, me llevaba por tan solo una semana de vacaciones de nuevo a mi país, empecé a recordar lo que había hecho en esos últimos doce meses viviendo en el extranjero. Había logrado lo que soñaba desde que era un adolescente, tener un cargo importante en alguna gran empresa, lo que me implicaba tener todos los detalles que siempre vi tan lejanos mientras estudiaba; trabajar de traje y corbata, llegar en auto al trabajo, que todos me conozcan y me consideren importante…

Cuando me dieron esa oportunidad, acepté sin dudarlo ni un momento, sabía todo lo que estaba dejando atrás, pero igual acepté. Ignoro cuánto pude haber herido a mi novia, mi alma gemela que pensé que nunca iba a encontrar, que pensé que sólo existía en mis sueños… Todavía resuenan en mi cabeza las palabras que me dijo esa noche, cuando se enteró de que me iba: “Estoy muy contenta porque lograste lo que querías, pero al mismo tiempo me estás destrozando…”. Me lo dijo mirándome directamente a los ojos, con toda su sinceridad, y después no me dijo más nada, porque el llanto se apoderó de ella y no la dejó ir hasta muchas horas después.

Aquella despedida en el aeropuerto casi me hace dudar al último instante, ella lo notó, y después del último beso y el más fuerte abrazo que me hayan dado, me miró con sus ojos llenos de lágrimas, pero no habló, porque una mirada suya me decía más que mil palabras; me decía que me vaya, que me amaba y que aún a la distancia íbamos a estar bien. Fue un momento extraño, porque mi corazón estaba lleno de emociones; por un lado la alegría de haber logrado lo que tanto anhelaba y por el otro el dolor de la separación.

Me odié a mi mismo durante las doce horas de vuelo; me odié por dejar a la persona que más me importaba en el mundo, y me odié por ser así, ambicioso, y dejar de lado los sentimientos. Nunca me sentí tan solo en mi vida como dentro de ese avión.

Sabía que iba a extrañarla, pero nunca imaginé que tanto. Las fotos de nosotros dos adornaban cada superficie de mi habitación, y mi preferida ocupaba un lugar preferencial en mi escritorio. Nos consolábamos mutuamente con los “te amo” por teléfono y los besos por carta, pero lo que nos mantenía más unidos era la ilusión de volvernos a ver, el deseo de volver a mirarnos a los ojos como antes y de abrazarnos tan fuerte hasta quedarnos sin aire.

Ese momento por fin había llegado; el avión estaba aterrizando en una medianoche de viernes, la noche que tanto había esperado, la noche que me mantuvo vivo cuando me sentí solo… Y allí estaba ella, el vívido retrato de mis fantasías, esperándome, tan hermosa y radiante como siempre, pero emocionada como nunca cuando corrió a mi abrazo.

Fue en ese momento cuando noté que algo en mí había cambiado, porque sus labios eran los mismos, pero no tenían el mismo sabor cuando los besé; su cuerpo era el mismo, pero no estaba tan cálido cuando lo rodee con mis brazos, sus ojos eran los mismos pero no me reflejé como antes en ellos; sus lágrimas eran las de siempre, pero no se sintieron iguales en mi mano cuando se las sequé.

¿Qué cambió en mí esa noche? ¿Habrá sido la distancia? ¿El haber estado tanto tiempo sin vernos? ¿O me habrá protegido mi corazón, para que no note tanto lo que dejé por un sueldo y una corbata, lo que me perdí por mi ambición, cuando ella era lo más importante que tenía, mi compañera, mi alma gemela, la que nunca me exigió nada, la que estuvo siempre conmigo y hasta me apoyó aún cuando se le partía el alma de dolor? ¿Se habrá oscurecido mi amor, para que mi mente no me reproche el resto de mi vida el haberme equivocado?

1 comentario:

Đanny dijo...

Qué bien que hayas subido este cuento, me gusta mucho. Está muy bueno. Ah y lo tengo guardado de la evz que me lo pasaste =P
¡Te amo lindooo! besotesss.
Tu tosca.